miércoles, 28 de enero de 2015

La gente que duerme menos es poco atractiva?


Según un estudio hecho por los científicos suecos de Instituto Karolinska de Estocolmo hay que dormir las horas necesarias, exactamente igual que si de un tratamiento de belleza se tratase.

La gente a la que se le priva el sueño es vista como menos atractiva”, dicen los investigadores.

Los especialistas afirman que la gente a la que se le priva del sueño por largos periodos de tiempo es menos atractiva y menos saludable que quienes han dormido bien.

Según  expertos que fotografiaron a un grupo de 23 voluntarios después de que éstos durmieran ocho horas y les volvieron a fotografiar en otra ocasión, pero tras mantenerlos despiertos durante 31 horas; pudieron constatar que los voluntarios privados del sueño aparecían en las instantáneas menos saludables y menos atractivos.

Se aclara que los participantes no llevaban maquillaje y las fotos fueron tomadas siempre a una misma distancia y con la misa expresión facial.

“La gente a la que se le priva el sueño es vista como menos atractiva, menos sana y más cansada que cuando han descansado”, señalaron los autores en el BMJ.

Así que ya sabemos… ¡A dormir se ha dicho!

martes, 27 de enero de 2015

Que hacemos con esa Barba?

 La barba altera profundamente la percepción que los demás tenemos de los que la lucen, según atestiguan multitud de estudios psicológicos como la investigación de los expertos Barnaby Dixson y Paul Vasey, recogida en la revista Behavioral Ecology, que concluyó que las personas asocian la barba a una señal de respeto y poder, otorgando una posición social más alta a sus portadores. Así, los afeitados fueron calificados durante el estudio como pertenecientes a un estatus social más bajo y los que exhibían barba, a un estatus más alto.

Los hombres se comprometen más cuando hay menos mujeres?

Los estereotipos sexuales no son tan simples como creemos; así, los hombres no siempre quieren tener un abanico importante de compañeras sexuales y las mujeres siempre una relación estable. Esta creencia, basada en los conceptos de Charles Darwin y la promiscuidad de los machos para garantizar la descendencia, ha sido desmontada por la investigación realizada en la Universidad de Utah (EE.UU) con indígenas Makushi en Guyana.

Lo cierto es que los hombres son mucho más propensos a comprometerse cuando las mujeres escasean. Para confirmar esta hipótesis, los científicos entrevistaron durante 2010-2011, a 300 hombres y mujeres Makushi de entre 18 y 45 años de edad en ocho comunidades rurales, con una proporción de 90-140 hombres por cada 100 mujeres. Emplearon el test del “Inventario de Orientación Sociosexual” para saber qué individuos estarían más inclinados a tener relaciones sexuales sin compromiso y cuáles no.

El resultado de los cuestionarios reveló que los hombres Makushi mostraban una mayor disposición a participar en relaciones sexuales sin compromiso que las mujeres (como marca el estereotipo sexual) pero también son más propensos a querer relaciones comprometidas cuando hay menos mujeres disponibles, sin importar la edad que tengan estas. Las mujeres, por el contrario, parecían mostrarse indiferentes a los cambios y no preferían siempre el compromiso sin importar si había más o menos hombres disponibles para el matrimonio.

“El compromiso con una relación está influenciado por la disponibilidad de compañeros. Así que podemos pensar en el número de hombres y mujeres en una población como un mercado potencial de apareamiento donde los principios de la oferta y la demanda se siguen imponiendo”, explica Ryan Schacht, líder del estudio a la revista Royal Society Open Science.

El estudio pone sobre la mesa que los hombres están interesados en las aventuras sexuales esporádicas única y exclusivamente cuando hay bastantes mujeres disponibles. Sin embargo, si escasean, intentan permanecer con una única pareja y tener estabilidad con ella.

Lógicamente estos resultados no son extrapolables a las sociedades industrializadas occidentales, pero “pueden darnos algunas pistas del comportamiento humano: para las mujeres en entornos urbanos (con muchas parejas potenciales a su alcance) puede ser difícil dar con uno dispuesto a sentar la cabeza, mientras que a las de zonas rurales (donde las posibilidades son menores) les puede resultar más fácil”, aclara Schacht.